PÁGINAS

sábado, 30 de marzo de 2013

ANN RADCLIFFE, LOS MISTERIOS DE UDOLFO


ANN RADCLIFFE

Ann Ward, conocida literariamente como Ann Radcliiffe, es una novelista británica que pertenece al llamado gótico racional.
Nacida en 1788 en Holborn, Londres, es la escritora más emblemática de la imaginación gótica, y sus novelas fueron punto de referencia para los autores que cultivaron el género.
Fue muy apreciada por su obra entre los seguidores de la novela gótica en España.

Ann empezó a escribir historias, solo por distraerse.
Casada con William Radcliffe, propietario del semanario "English Chronicle",  su marido alentará en todo momento la actividad literaria de su esposa.


Entre sus obras destacan: Un romance sicilianoEl Romance del bosqueLos misterios de Udolfo y El italiano.



LOS MISTERIOS DE UDOLFO




Los misterios de Udolfo es una novela gótica de la escritora Ann Radcliffe.

Se desarrolla en el siglo XVI, y transcurre en Francia e Italia. 

Es la cuarta y más famosa novela de Ann Radcliffe. 


Esta novela contiene todos los elementos característicos de la narrativa de terror gótica: apariciones, lugares abandonados, personajes atormentados por un oscuro pasado, villanos sin parangón y monumentales escenarios naturales en los que se desarrolla parte de la acción. 

Esta abigarrada serie de elementos confluye en una historia enrevesada y con un argumento con constantes giros.



Los misterios de Udolfo,es una de las cimas del arte de Ann Radcliffe, y de la novela gótica y romántica.

Es una novela muy interesante porque, aunque ocurren en ella acontecimientos estremecedores y aparentemente sobrenaturales,  al final Ann Radcliffe les da una explicación racional.


ARGUMENTO


Los misterios de Udolfo cuenta las aventuras de la joven y bella Emily St. Aubert quien sufre, entre otras calamidades, la muerte de su padre, terrores sobrenaturales en un sombrío castillo, bajo la tutela de su cruel tía casada con un siniestro italiano, el Signor Montoni.

Para apartar a la huérfana Emily del joven Valancourt, su amor, sus tutores la recluirán en el castillo de Udolfo, tétrica fortaleza de los Apeninos

Emily, como todas las heroínas de la Radcliffe, se enfrenta a las adversidades y desastres provocados por el bandolero Montoni con la fuerza de la racionalidad, después de haber sucumbido momentáneamente a la superstición.


La persecución del malvado Montoni tiene lugar en el castillo de Udolfo, donde acontecen múltiples fenómenos sobrenaturales: vagas figuras extrañas, un fantasma en las almenas, sepulcrales voces misteriosas...







LOS MISTERIOS DE UDOLFO VISTOS POR OTROS AUTORES

La novela fue una de las obras parodiadas en La abadía de Northanger  de Jane Austen.


Aunque se la conoce sobre todo por la parodia de Austen, Los misterios de Udolfo fue muy popular en su época y fue alabada por autores como Sir Walter Scott y otros muchos escritores del XIX, como Byron y Wilkie Collins o la pensadora feminista, filósofa y escritora Mary Wollstonecraft, madre de Mary B. Shelley, la autora de Frankenstein


Paul Féval, padre: usó a la autora como protagonista de su novela La ciudad vampiro que es una sátira y parodia hasta el absurdo de la novela gótica de vampiros.


Edgar Allan Poe en su relato El retrato oval, menciona la novela Los misterios de Udolfo, tratando algo despectivamente a su autora.

Por otra parte, Lovecraft nos dice en su ensayo sobre la literatura de terror:

«A los conocidos atavíos góticos de sus predecesoresMrs. Radcliffe añadió un genuino sentido de lo sobrenatural, tanto en los escenarios como en los incidentes, que raya en la genialidad; cada pormenor de la ambientación y de la intriga contribuye artísticamente a crear la impresión de horror ilimitado que ella quería transmitir».


En la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James hay una referencia a la novela de terror, de Ann Radcliffe, Los misterios de Udolfo, que influyó en James, y que fue muy estimada por él.

Así, al comienzo del capítulo IV de Otra vuelta de tuerca se dice: "Había un 'secreto' en Bly--un misterio de Udolfo o un pariente loco, innombrable, mantenido en un ignorado confinamiento?"




EL PÚBLICO FEMENINO Y LA NOVELA GÓTICA

Había un gran público femenino para las novelas góticas, que se vendían por suscripción, o se vendían a bibliotecas circulantes.



Las novelas de Ann Radcliffe fueron tremendamente populares entre la clase alta y media alta inglesa, y eran literalmente devoradas por las jóvenes señoritas que se sentían identificadas con sus intrépidas heroínas. 









jueves, 28 de marzo de 2013

DÍA DEL LIBRO 2013, CONCURSO LITERARIO



INSTRUCCIONES

Desde el IES Menéndez Pidal queremos promover la creación literaria haciendo que el concurso de este año tenga una mayor participación del alumnado. 



Para ello, hemos diseñado un concurso un tanto diferente.



¿EN QUÉ CONSISTE EL CONCURSO?



Se trata de un concurso literario de toda la vida cuyos textos tendrán que ser codificados mediante un código QR. 


Los códigos con los textos del concurso se expondrán en la sala de exposiciones del vestíbulo del centro para que todos los alumnos puedan descodificar con sus teléfonos móviles los textos de los compañeros y leerlos. 

Este sistema dará la opción a que vosotros mismos votéis por vuestros textos favoritos.


¿QUÉ ES UN CÓDIGO QR?

Los códigos QR, (en inglés QR Code) son un tipo de códigos de barras bidimensionales. 

A diferencia de un código de barras convencional, la información está codificada dentro de un cuadrado, permitiendo almacenar gran cantidad de información alfanumérica.

Los códigos QR son fácilmente identificables por su forma cuadrada y por los tres cuadros ubicados en las esquinas superiores e inferior izquierda.



CÓMO SE CREA UN CÓDIGO QR:

Existen muchos generadores de códigos QR en la red, pero os recomendamos seguir las siguientes instrucciones. 

El código se genera en apenas 5 minutos:

a. Entra en http://azonmedia.com/qrcode-generator o busca “azonmedia” en cualquier buscador.

b. En “Step 1: Qr code content” pincha sobre “Text”.

c. Pega en el cuadro de texto tu creación literaria.

d. Deja todo lo demás como está, pincha sobre “Generate” y ya tenemos nuestro código QR.

e. Comprueba con tu teléfono que realmente funciona y descarga la imagen “Download” para luego enviarla al Departamento de Lengua castellana y Literatura.

¿CÓMO SE LEE UN CÓDIGO QR?

Simplemente hay que descargar una aplicación gratuita, abrirla y enfocar nuestro teléfono móvil en dirección al código QR. 
Existen varias aplicaciones tanto para Android, como para IPhone o Blackberry.


¿DE QUÉ OTRA MANERA PUEDO PARTICIPAR EN ESTA ACTIVIDAD?

Además, o aparte del concurso, podemos generar más códigos. Como comprobaréis, se pueden codificar distintos tipos de información: una dirección web, texto… y se puede “tunear” nuestro código con diferentes colores o incrustando una imagen.

Atrévete a codificar una imagen, una cita literaria, un poema vuestro (no más de 300 caracteres)…, imprime el código incluyendo tu nombre y apellido y entrégalo a uno de tus profesores de Lengua y Literatura.



QR CONCURSO LITERARIO 

IES MENÉNDEZ PIDAL 
DÍA DEL LIBRO 2013


BASES DEL CONCURSO


1.- Participantes: podrán participar en el concurso todos los alumnos y alumnas matriculados en el IES Menéndez Pidal a partir de 3º curso de ESO.



2.- Formato: los textos literarios presentados tendrán el formato de un “haiku”. También cabe la posibilidad de unir dos “haikus” para conformar un poema que, en su caso, no incluirá más de 300 caracteres.



3.- Tema: los poemas tendrán como tema un asunto relacionado con el Día del Libro: la lectura, la emoción lectora, los libros, referencias a una obra literaria en particular, a algún personaje literario…



4.- Condiciones: los textos serán originales y se comprobará el posible plagio.

5.- Cómo participar:

a) Tras generar el código QR y descargar la imagen, se envía la misma como archivo adjunto al correo electrónico del departamento: menendez.pidal.lengua@gmail.com

b) En dicho correo electrónico también se debe incluir: nombre, apellido y curso del participante y el texto de la obra literaria que se presenta.

6.- Lugar y fecha de exposición de los códigos: los códigos se expondrán en la sala de exposiciones los días previos a la celebración del Día del Libro. Los códigos se identificarán con un número para facilitar la votación.

7.- Jurado: los alumnos y alumnas del IES Menéndez Pidal.

8.- Cómo votar:

a) Junto al panel de los códigos QR, se dispondrá otro código.

b) Hay que leer el código con el teléfono móvil que llevará a un formulario de votación.

c) Introducir el número del código cuyo texto haya gustado más y enviar la respuesta.


9.- Fecha del fallo: tras revisar las votaciones, se dará el fallo el día 23 de abril, Día del Libro.

10.- Premios: se entregarán un primer y un segundo premio y diploma acreditativo.


DUDAS

¿Y qué pasa si no tengo móvil? 
Pues no pasa nada. Para crear un código QR no es necesario. Y, para leerlos y votar, basta ir con un amigo o amiga. Podéis buscar juntos vuestros códigos y los de vuestros amigos.

¿Y qué pasa si no sé lo que es un haiku? 
Pues no pasa nada. Mira este enlace y podrás ver cómo se hace un haiku.
¿Qué es un haiku?





AVISO
El uso del móvil para la votación queda restringido a la semana previa al 23 de abril de 2013, en la Sala de Exposiciones y durante los recreos.

ANÍMATE, PARTICIPA, DESCODIFICA Y LEE



lunes, 25 de marzo de 2013

GUY DE MAUPASSANT, EL HORLA



Retrato de Guy de Maupassant 
por Francois Nicolas Augustin Feyen-Perrin 

GUY DE MAUPASSANT

Autor francés considerado como uno de los grandes maestros del relato breve de la literatura universal.



Se formó literariamente con el escritor Gustave Flaubert y participó desde joven en su círculo literario.

Escribió seis novelas cortas, entre las que destaca Bel Ami
Encuadrado en el Naturalismo, su estilo es sencillo y realista, y transmite lo más sórdido y oscuro del comportamiento humano.

Se especializó en la narrativa breve, llegando a publicar más de doscientos cuentos a lo largo de su vida, entre los más conocidos están Bola de sebo y El Horla



El 25 de mayo de 1887, cuando el relato de El Horla sale a la calle, Maupassant ya es presa de la inquietud y la melancolía que precedieron a su derrumbamiento mental.

Al final de su vida fue cayendo en una paranoia grave que había desarrollado debido a la sífilis que padeció de joven.

En Maupassant, la necesidad de soledad es claramente maníaca, así como sus alucinaciones, su obsesión por la enfermedad y los microbios; su desconfianza ante los editores, los médicos y los amigos.

Tras intentar suicidarse, fue enviado al centro psiquiátrico del doctor Esprit Blanche, en París, donde falleció.

ARGUMENTO DE EL HORLA

El Horla es uno de los relatos fantásticos más conocidos de Guy de Maupassant. 
El protagonista es un hombre de clase alta que, a raíz de la llegada de un barco procedente de Brasil, comienza a sentir la presencia de un ente, al que él llama El Horla, que es algo así como su doble invisible que empieza a poseerlo, lo cual le conducirá inexorablemente a una espiral de locura.

El personaje principal narra, en primera persona, a manera de un diario, los diversos encuentros con ese ser invisible que, poco a poco, va tomando posesión de su persona.

Esta situación lo lleva a realizar hondas reflexiones acerca de lo desconocido y de aspectos tan comunes como la ansiedad, la incertidumbre, el temor, la debilidad o la soledad.





EL HORLA



Si quieres leer El Horla de Guy de Maupassant, haciendo click en este enlace, puedes hacerlo.


El Horla de Guy de Maupassant

















domingo, 24 de marzo de 2013

IAN FLEMING, CASINO ROYALE




IAN FLEMING

Autor y periodista británico. 

Perteneció al British Department of Naval Intelligence de la Royal Navy.


Su trabajo como asistente en los servicios secretos británicos permitió a Fleming imbuirse del ambiente que se respira en sus novelas de espionaje. 

Además de escribir doce novelas y nueve relatos del agente 007, Fleming escribió también novelas para niños como Chitty Chitty Bang Bang.
Todos estos libros tuvieron un gran éxito en los años 50 y permitieron a Fleming retirarse a una casa en la playa en Jamaica.












CASINO ROYALE

La primera novela que puso en escena a James Bond, el agente 007, fue Casino Royale, publicada en 1953.


La novela se inicia en Francia en 1952.
M jefe del servicio secreto de Inglaterra, asigna una misión a James Bond, el agente especial 007, para pelear contra un hombre llamado Le Chiffre, un tesorero de una compañía llamada «SMERSH».
James Bond tendrá que ir a un Casino llamado Royale-Les-Eaux en el norte de Francia, y así descubrir los planes de Le Chiffre.
Un poderoso agente soviético, conocido solo como Le Chiffre, La Cifra, ha malgastado cincuenta millones de francos que la URSS le confió para que organizara y liderara a los comunistas franceses como posible fuerza de choque en caso de guerra; se arriesgará a recuperarlos jugando en el lujoso Casino Royale. 
Sin embargo, el Servicio Secreto Británico decide que este corrupto líder y quintacolumnista sea desenmascarado ante sus "rojos" seguidores, quienes quedarían así desmoralizados y sin fuerza.
Para conseguirlo  enviará a 007, uno de sus mejores agentes, para que derrote a Le Chiffre en uno de los más cruciales juegos de póker de la Guerra Fría.
Acompañado por la atractiva agente inglesa Vesper Lynd, nuestro joven espía, James Bond, tendrá que enfrentar emboscadas, torturas e intentos de asesinato por parte de los sicarios al servicio de Le Chiffre...


LOS TÍTULOS DE CRÉDITO DE 007

Aquí puedes ver los títulos de crédito de la última película de James Bond basada en la novela de Ian Fleming titulada Casino Royale.


JAMES BOND



Ian Fleming es el creador del héroe de ficción el comandante James Bond, agente 007 del servicio secreto de Inteligencia Británico, "con licencia para matar" perteneciente a las organizaciones CMG y RNVR.

Las características del personaje son las de un hombre frío, inteligente, eficaz, extremadamente observador, audaz, implacable, decente, reservado, elegante.



El famoso agente debe su nombre al ornitólogo James Bond, como lo explica el propio Fleming en una entrevista.









James Bond nace como un personaje ficticio de la Guerra Fría, pero casi sesenta años después persiste aún como un mito de múltiples dimensiones, convertido en una de las grandes figuras seriales de la cultura de masas.

Fleming crea de un personaje ficticio, que establecería un canon en el universo de las novelas de espionaje, para luego proyectarse en espacios cinematográficos y multimedia. 



JAMES BOND EN EL CINE






Las numerosas novelas que ponen en escena al agente 007 han sido un éxito mundial y han conocido numerosas adaptaciones cinematográficas.
Quizás una de las cualidades más notables de James Bond es la gran habilidad de poder atraer bellas mujeres fácilmente.







Su gran éxito popular en la pantalla se debe a que para el público masculino se presenta como una espectacular figura de acción, mientras que para el público femenino es un apuesto galán que posee un irresistible encanto para las mujeres.


James Bond ha sido interpretado para la pantalla por Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig. 



RECETA DEL VESPER MARTINI


El Vesper Martini es la famosa bebida que James Bond toma en cada una de sus películas. 

Esta bebida se ha popularizado desde 1953, cuando apareció la novela de Casino Royale.

En una de las últimas películas de Bond, Casino Royale, se da a conocer el por qué de su nombre, que se corresponde con el de Vesper Lynd, la chica-Bond, por los fuertes sentimientos de 007 hacia ella. 


INGREDIENTES: 


3 partes de ginebra
1 parte de vodka
1/2 parte de Kina Lillet, que ahora se llama Lillet Blanc.


PREPARACIÓN:

Agitado, no revuelto.
Servir en una copa fria.
Decorar con una filigrana de limón.




lunes, 18 de marzo de 2013

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, EL MONTE DE LAS ÁNIMAS


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER


Escritor español quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura.



En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió. 

Para poder vivir hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro extranjero.



RIMAS Y LEYENDAS


La inmensa fama literaria de Bécquer se basa en sus Rimas, que iniciaron la corriente romántica de poesía intimista
Su prosa destaca, al igual que su poesía, por la gran musicalidad y la sencillez de la expresión, cargada de sensibilidad.



Sus Leyendas siguen la inspiración de Hoffmann y Poe y recrean ambientes fantásticos y envueltos en una atmósfera sobrenatural y misteriosa. 



Destacan por ese ambiente de irrealidad, de misterio, situado siempre sobre un plano real que resulta deformado. 



El monte de las ánimas, en la que el mismo lugar de un paseo amoroso se transforma en el escenario del horror fantasmal y en la que el terror llega hasta la alcoba mejor defendida y adornada

Y por si quieres conocer mejor la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, aquí puedes leer completa la famosa Leyenda de El monte de las ánimas.



EL MONTE DE LAS ÁNIMAS



La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.



Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato me decidí a escribirla, como en efecto lo hice.



Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche.



Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.


I

-Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.

-¡Tan pronto!

-A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.








-¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?

-No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.

Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.

Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:

-Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.

Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.

Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.

Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.

La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporárseles los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.





II

Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón.

Solas dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso: Beatriz seguía con los ojos, absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz.

Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio.

Las dueñas referían, a propósito de la noche de difuntos, cuentos tenebrosos en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel; y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste.

-Hermosa prima -exclamó al fin Alonso rompiendo el largo silencio en que se encontraban-; pronto vamos a separarnos tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío.

Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia; todo un carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios.

-Tal vez por la pompa de la corte francesa; donde hasta aquí has vivido -se apresuró a añadir el joven-. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte... Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía... ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada; mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar... ¿Lo quieres?
-No sé en el tuyo -contestó la hermosa-, pero en mi país una prenda recibida compromete una voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo... que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías.

El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven, que después de serenarse dijo con tristeza:

-Lo sé prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo ante todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?

Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.

Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste monótono doblar de las campanas.

Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a anudarse de este modo:

-Y antes de que concluya el día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? -dijo él clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico.

-¿Por qué no? -exclamó ésta llevándose la mano al hombro derecho como para buscar alguna cosa entre las pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro... Después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió:

-¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que por no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma?

-Sí.

-Pues... ¡se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo.


-¡Se ha perdido!, ¿y dónde? -preguntó Alonso incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza.

-No sé.... en el monte acaso.

-¡En el Monte de las Ánimas -murmuró palideciendo y dejándose caer sobre el sitial-; en el Monte de las Ánimas!

Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda:

-Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendentes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor, hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir del peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche... esta noche. ¿A qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas... ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde.



Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que cuando hubo concluido exclamó con un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña, arrojando chispas de mil colores:

-¡Oh! Eso de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos, y cuajado el camino de lobos!







Al decir esta última frase, la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía, movido como por un resorte se puso de pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar entreteniéndose en revolver el fuego:

-Adiós Beatriz, adiós... Hasta pronto.

-¡Alonso! ¡Alonso! -dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso o aparentó querer detenerle, el joven había desaparecido.

A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas, prestó atento oído a aquel rumor que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último.

Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.

III

Había pasado una hora, dos, tres; la media noche estaba a punto de sonar, y Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho.

-¡Habrá tenido miedo! -exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la iglesia consagra en el día de difuntos a los que ya no existen.



Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso.

Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a par de ellas pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.

-Será el viento -dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente.

Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden, éstas con un ruido sordo y grave, aquéllas con un lamento largo y crispador. Después silencio, un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad.







Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio.

Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables.

-¡Bah! -exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho-; ¿soy yo tan miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos?

Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento.










El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas de los difuntos.

Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora: vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.

Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos los miembros, muerta; ¡muerta de horror!

IV

Dicen que después de acaecido este suceso, un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas, y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada, que con los pies desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.