Richard Ford retratado por Fred R. Conrad paraThe New York Times
Richard Ford es un escritor norteamericano nacido en 1944 en Jackson, Mississippi.
Es uno de los escritores americanos agrupados bajo la denominación de "realismo sucio".
Se inició escribiendo relatos para las revistas Esquire, The Paris Review, y The New Yorker antes de terminar su primera novela, Un trozo de mi corazón, en el año 1976.
Trabajó en la revista de deportes Inside, experiencia que le sirvió de base para escribir en 1986 su primera novela de éxito El periodista deportivo, que fue nombrado uno de los cinco mejores libros de ese año por la revista Time.
Richard Ford ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016.
Además ha recibido el premio Pulitzer, el premio Faulkner y el Premio Rea entre otros.
Ford vivió muchos años en Nueva Orleans donde su esposa Kristine fue directora ejecutiva de la comisión de planificación de la ciudad.
Kristine y Richard Ford con sus perros
Despues de residir en muchos lugares de los Estados Unidos, actualmente vive con su mujer en Boothbay en Maine.
Ligado por nacimiento al sur de los Estados Unidos, aún mantiene un vínculo con sus compañeros del instituto.
Como escritor el sur también lo influenció:
"Crecí con William Faulkner y Eudora Welty vivos y escribiendo en Mississippi. Su presencia daba permiso a cualquiera que quisiera intentar ser escritor."
Uno de sus amigos fue Raymond Carver:
"Conocí a Ray Carver en un festival literario en Dallas en 1977. Yo realmente no lo conocía y él desde luego no me conocía a mi. Nos caímos bien el uno al otro. A mi me gustaban sus historias y el pretendía que le gustaba mi primera novela."
Raymond Carver y Richard Ford
Richard Ford practica varios deportes, juega al squash, levanta pesas, rema, tiene una moto y le gusta ir a cazar aves en otoño.
Su novela Canadá nació a raíz de una apuesta con su amigo Raymond Carver durante una cacería:
"Allá por 1986 cruzamos la frontera para cazar gansos salvajes. Nos encontrábamos en la provincia de Saskatchewan y decidimos hacer una apuesta para ver quién era capaz de integrar ese nombre en un relato. Gané yo, pero solo porque Ray murió antes de poder realizarlo. Esa debió de ser la llama que encendió mi interés literario por Canadá".
Cada otoño se traslada a Clifden en Irlanda donde alquila una casa en la que, si no está como en casa, ya que no busca identificarse con sus raíces irlandesas, al menos, no se siente fuera de lugar.
Richard Ford tiene planes para cuando venga a España en octubre a recoger el premio en Oviedo, que se acompaña de 50.000 euros y una escultura de Miró.
Tiene pensado pasarse quince días viajando.
"He visitado Barcelona muchas veces y es una gran ciudad, pero no conozco las montañas de Asturias y también me apetece mucho viajar a Andalucía".
OBRAS DE RICHARD FORD
Richard Ford es el autor de la nueva trilogía de EE UU integrada por El periodista deportivo (1986), El Día de la Independencia (1995) y Acción de Gracias (2006), un fresco literario que atestigua la vida social y moral de Estados Unidos desde la posguerra.
EL PERIODISTA DEPORTIVO
El periodista deportivo es la novela que consagró internacionalmente a Richard Ford, de quien Raymond Carver escribió que era «el mejor escritor en activo en nuestro país» y el crítico francés Bernard Géniès afirmó, en una encuesta en Le Nouvel Observateur, que «se está convirtiendo tranquilamente en el mejor escritor norteamericano».
Richard Ford ha habitado en muchos lugares de Estados Unidos, lo que le ayudó al convertir a su personaje Frank Bascombe en agente inmobiliario.
Ford recuerda que en sus variadas mudanzas aprendió los detalles técnicos del tema, la jerga y el vocabulario de la profesión.
Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnífico porvenir como escritor a sus espaldas. Hace tiempo disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos, pero luego abandonó la literatura, o fue abandonado por ella.
Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas, a quienes admira porque «no tienen tiempo para las dudas o la introspección». Y escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podría aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años.
¿Cuál es el drama que ha provocado el fracaso de su matrimonio? ¿Por qué Bascombe ha renunciado a la literatura? ¿Qué le anima, sino una «moral de la apatía», un vivir la vida de instante en instante, un rehuir el suicidio por los caminos de la deseada analgésica banalidad?
El periodista deportivo es un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir.
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