PÁGINAS

miércoles, 27 de octubre de 2010

ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE


ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE

Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca,
muy más que la nieve fría.
—“¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.”
—“No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.”
—“¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!”
—“Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.”
Muy de prisa se calzaba,
más de prisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
—“Ábreme la puerta, Blanca,
ábreme la puerta, niña.”
—“¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.”
—“Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.”
—“Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.”
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía:
—“Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.”


Fuente: “Romance del enamorado y la muerte”, siglo XVI. Recogido por Ramón Menéndez Pidal en su obra Flor nueva de romances viejos, de 1928.


LAS VARIANTES EN LOS ROMANCES

Se llaman variantes a las modificaciones que aparecen en los romances debidas a su transmisión oral.


Observa las variaciones que hay entre el texto recogido por Ramón Menéndez Pidal y la versión que canta Joaquín Díaz.







LA INMINENCIA DE LA MUERTE
Este romance  novelesco o lírico trata dos de los grandes temas de la literatura universal: el amor y la muerte.
Un enamorado parece tener una premonición de su próxima muerte durante un sueño.
La muerte inexorable se le aparece personificada como una dama blanca y fría.
Sale apresurado a buscar a su amada en medio de la noche para despedirse de ella.
Pero su afán por subir a la torre donde está su enamorada es lo que le causa la muerte de la que pretendía huir.

Este texto se enlaza con obras como La Celestina de Fernando de Rojas, La muerte de Iván Ilich de Tolstoi, La dama del alba de Alejandro Casona, el cuento de Jean Cocteau, El gesto de la muerte, basado en un relato de Las mil y una noches, o el artículo literario de Manuel Vicent publicado en el periódico El País titulado La huida.




























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