PÁGINAS

jueves, 3 de enero de 2019

STEPHEN KING, EL ASESINO

STEPHEN KING

Stephen King, nacido en Portland es 1947, es un escritor estadounidense de novelas de terror, ficción sobrenatural, misterio, ciencia ficción y literatura fantástica. 
Sus libros han vendido más de 350 millones de copias y la mayoría han sido adaptados al cine y la televisión. 

Comenzó a escribir muy niño, su primer relato lo escribió a los siete años y a los dieciocho vendió su primer texto a una revista.

Según cuenta su afición a este género se debió a la lectura de los libros de ficción y terror que una tía suya coleccionaba.
Utiliza un método para escribir: “Leo cuatro horas al día y escribo otras cuatro; si no se encuentra tiempo para hacerlo, no podrás convertirte en un buen escritor”


En el año 2003 recibió el Nacional Book Award por su trayectoria y difusión de las letras norteamericanas.
Licenciado en Arte en inglés trabajó como portero de una fábrica, empleado en una lavandería y profesor de inglés en una escuela secundaria antes de hacerse famoso escribiendo terror.





UNA CARTA DE UN JOVEN ESCRITOR
En 1961, un adolescente Stephen King presentó su cuento The Killer a la revista Spacemen. 


Esta es la carta que el joven escritor envió acompañando al relato:

Estimado editor,

Tengo 14 años de edad, y he estado escribiendo desde que tengo memoria, y enviando manuscritos durante los dos últimos años. 
Estoy suscrito a su revista, y mi sección favorita es el Obituario, aunque  la de "O. Henry's Comet", para la cual está destinada esta historia, la sigue muy de cerca.
Muchas gracias por leer mi historia. Espero que vea el camino claro para ponerla en "O. Henry's Comet".

Sinceramente,

(Firmado, 'Stephen King')

Stephen King
  Rt # 1, Pownal
             Maine

La historia del joven autor no fue aceptada pero, treinta y tres años más tarde, cuando Stephen King se hizo famoso, el editor de Spacemen, Forrest Ackerman, la publicaría en otra de sus revistas Famous Monsters of Filmland, en su número 202, en la primavera de 1994.



Aquí puedes leer completo este relato corto de ciencia ficción y terror  de Stephen King:

EL ASESINO
Repentinamente se despertó sobresaltado, y se dio cuenta de que no sabía quién era, ni que estaba haciendo aquí, en una fábrica de municiones. No podía recordar su nombre ni qué había estado haciendo. No podía recordar nada.

La fábrica era enorme, con líneas de ensamblaje, y cintas transportadoras, y con el sonido de las partes que estaban siendo ensambladas.

Tomó uno de los revólveres acabados de una caja donde estaban siendo, automáticamente, empaquetados. 
Evidentemente había estado operando en la máquina, pero ahora estaba parada.
Recogía el revólver como algo muy natural. Caminó lentamente hacia el otro lado de la fábrica, a lo largo de las rampas de vigilancia. Allí había otro hombre empaquetando balas.

–¿Quién Soy? –le dijo pausadamente, indeciso.

El hombre continuó trabajando. No levantó la vista, daba la sensación de que no le había escuchado.

–¿Quién soy? ¿Quién soy? – gritó, y aunque toda la fábrica retumbó con el eco de sus salvajes gritos, nada cambió. Los hombres continuaron trabajando, sin levantar la vista.

Agitó el revólver junto a la cabeza del hombre que empaquetaba balas. Le golpeó, y el empaquetador cayó, y con su cara, golpeó la caja de balas que cayeron sobre el suelo.

Él recogió una. Era el calibre correcto. Cargó varias más.

Escucho el click-click de pisadas sobre él, se volvió y vio a otro hombre caminando sobre una rampa de vigilancia. “¿Quién soy?” , le gritó. Realmente no esperaba obtener respuesta.

Pero el hombre miró hacia abajo, y comenzó a correr.

Apuntó el revólver hacia arriba y disparó dos veces. El hombre se detuvo, y cayó de rodillas, pero antes de caer pulsó un botón rojo en la pared.

Una sirena comenzó a aullar, ruidosa y claramente.

“¡Asesino! ¡asesino! ¡asesino!” – bramaron los altavoces.

Los trabajadores no levantaron la vista. Continuaron trabajando.

Corrió, intentando alejarse de la sirena, del altavoz. Vio una puerta, y corrió hacia ella.

La abrió, y cuatro hombres uniformados aparecieron. Le dispararon con extrañas armas de energía. Los rayos pasaron a su lado.

Disparó tres veces más, y uno de los hombres uniformados cayó, su arma resonó al caer al suelo.

Corrió en otra dirección, pero más uniformados llegaban desde la otra puerta. Miró furiosamente alrededor. ¡Estaban llegando de todos lados! ¡Tenía que escapar!

Trepó, más y más alto, hacia la parte superior. Pero había más de ellos allí. Le tenían atrapado. Disparó hasta vaciar el cargador del revólver.

Se acercaron hacia él, algunos desde arriba, otros desde abajo. “¡Por favor! ¡No disparen! ¡No se dan cuenta que solo quiero saber quién soy!”

Dispararon, y los rayos de energía le abatieron. Todo se volvió oscuro…

Les observaron cómo cerraban la puerta tras él, y entonces el camión se alejó. “Uno de ellos se convierte en asesino de vez en cuando”, dijo el guarda.

“No lo entiendo”, dijo el segundo, rascándose la cabeza. “Mira ese. ¿Qué era lo que decía? Solo quiero saber quién soy. Eso era”.

Parecía casi humano. Estoy comenzando a pensar que están haciendo esos robots demasiado bien.”

Observaron al camión de reparación de robots desaparecer por la curva.
Stephen King




Los datos e imágenes para esta entrada han sido tomados, entre otras fuentes, de los siguientes lugares: 
Gizmodo, http://thetruthinsidethelie.blogspot.com, 24smi.org,
https://www.stephenking.com/

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