Maya Angelou fotografiada por G. Marshall Wilson en 1957
MAYA ANGELOU
Maya Angelou fue actriz, activista de los derechos civiles, cantante, bailarina, actriz, directora de revistas, escritora y poeta afroamericana.
Nacida en San Luis, Missouri en 1928, vivió durante su niñez con su abuela en Arkansas.
Fue madre con 16 años y tuvo una vida difícil. En su juventud trabajó como cocinera, camarera antes de iniciar su carrera artística como bailarina y cantante en clubes nocturnos en los años 50.
Viajó por Europa y por África e inició una exitosa carrera como activista por los derechos civiles.
Su vida la recoge en una serie de siete libros autobiográficos entre los que destaca el relato de los años de su juventud titulado: Sé por qué canta el pájaro enjaulado.
Estas memorias son un clásico moderno norteamericano mundialmente apreciado.
Su obra literaria, entre la que destaca su poesía, tiene por temas, la raza, el género, la identidad personal y la familia.
Toda su vida colaboró en obras teatrales, musicales y televisivas.
Falleció a los 86 años en 2014 siendo considerada en EEUU como un tesoro de la cultura de su país.
El poema Paz asombrosa fue compuesto por la doctora Maya Angelou para el encendido del arbol de Navidad de la Casa Blanca por el presidente Obama.
UN POEMA DE NAVIDAD
El trueno retumba en los pasos de montaña
y los relámpagos sacuden los aleros de nuestras casas.
Aguas de inundación nos esperan en nuestras avenidas.
La nieve cae sobre la nieve, cae sobre la nieve en avalancha
Sobre los pueblos desprotegidos.
El cielo se desliza bajo y gris y amenazante.
Nos preguntamos a nosotros mismos.
¿Qué hemos hecho para afrentar tanto a la naturaleza?
Preocupamos a Dios.
¿Estás ahí? ¿Estás ahí realmente?
¿Se mantiene el pacto que hiciste con nosotros?
En este clima de temor y aprensión entra la Navidad,
transmitiendo luces de alegría, repicando campanas de esperanza
y cantando en lo alto villancicos de perdón en el aire brillante.
El mundo se atreve a olvidar el rencor,
El trueno retumba en los pasos de montaña
y los relámpagos sacuden los aleros de nuestras casas.
Aguas de inundación nos esperan en nuestras avenidas.
La nieve cae sobre la nieve, cae sobre la nieve en avalancha
Sobre los pueblos desprotegidos.
El cielo se desliza bajo y gris y amenazante.
Nos preguntamos a nosotros mismos.
¿Qué hemos hecho para afrentar tanto a la naturaleza?
Preocupamos a Dios.
¿Estás ahí? ¿Estás ahí realmente?
¿Se mantiene el pacto que hiciste con nosotros?
En este clima de temor y aprensión entra la Navidad,
transmitiendo luces de alegría, repicando campanas de esperanza
y cantando en lo alto villancicos de perdón en el aire brillante.
El mundo se atreve a olvidar el rencor,
a seguir el camino de la amistad.
Es la época alegre.
El trueno queda en silencio y el relámpago duerme tranquilamente en la esquina.
Las aguas de la inundación retroceden en la memoria.
La nieve se convierte en una blanda almohada para ayudarnos en nuestro camino hacia un lugar más elevado.
La esperanza renace en los rostros de los niños
Cabalga sobre los hombros de nuestros mayores mientras caminan hacia sus atardeceres.
La esperanza se extiende por la tierra. Iluminando todas las cosas,
incluso el odio que se reproduce agazapado en oscuros corredores.
En nuestra alegría, creemos escuchar un susurro.
Al principio es demasiado suave. Después solo se percibe a medias.
Escuchamos con atención mientras cobra fuerza.
Oimos una dulzura.
La palabra es Paz.
Es ruidosa ahora. Es más fuerte.
Más fuerte que la explosión de bombas.
Es la época alegre.
El trueno queda en silencio y el relámpago duerme tranquilamente en la esquina.
Las aguas de la inundación retroceden en la memoria.
La nieve se convierte en una blanda almohada para ayudarnos en nuestro camino hacia un lugar más elevado.
La esperanza renace en los rostros de los niños
Cabalga sobre los hombros de nuestros mayores mientras caminan hacia sus atardeceres.
La esperanza se extiende por la tierra. Iluminando todas las cosas,
incluso el odio que se reproduce agazapado en oscuros corredores.
En nuestra alegría, creemos escuchar un susurro.
Al principio es demasiado suave. Después solo se percibe a medias.
Escuchamos con atención mientras cobra fuerza.
Oimos una dulzura.
La palabra es Paz.
Es ruidosa ahora. Es más fuerte.
Más fuerte que la explosión de bombas.
Temblamos con el sonido. Estamos encantados con su presencia.
Es lo que hemos anhelado.
No sólo la ausencia de guerra. Sino verdadera Paz.
Una armonía del espíritu, el consuelo de la amabilidad.
Seguridad para nuestros amados y sus amados.
Aplaudimos y damos la bienvenida a la Paz de la Navidad.
Invitamos a esta buena época a quedar un momento con nosotros.
Nosotros, bautistas y budistas, metodistas y musulmanes, decimos ven.
Paz.
Ven y llénanos a nosotros y a nuestro mundo con tu majestad.
Nosotros, los judíos y los jainistas, los católicos y los confucianos
te imploramos que se quedes un momento con nosotros.
Para que podamos aprender de tu luz resplandeciente
cómo mirar más allá del aspecto y ver comunidad.
Es tiempo de Navidad, un alto en el tiempo de odio.
En esta plataforma de paz, podemos crear un lenguaje
Para traducirnos a nosotros mismos y entre nosotros.
En este Instante Santo, celebramos el Nacimiento de Jesucristo
en las grandes religiones del mundo.
Nos alegramos del precioso advenimiento de la confianza.
Gritamos con lenguas gloriosas a la llegada de la esperanza.
Todas las tribus de la tierra liberan sus voces
para celebrar la promesa de la Paz.
Nosotros, ángeles y mortales, creyentes y no creyentes,
miramos hacia el cielo y decimos la palabra en voz alta.
Paz. Miramos nuestro mundo y decimos la palabra en voz alta.
Paz. Nos miramos, luego dentro de nosotros mismos
Y decimos sin timidez ni disculpa ni vacilación.
Paz, Hermano Mío.
Paz, Hermana Mía.
Paz, Alma Mía.
A CHRISTMAS POEM
Thunder rumbles in the mountain passesAnd lightning rattles the eaves of our houses.
Flood waters await us in our avenues.
Snow falls upon snow, falls upon snow to avalanche
Over unprotected villages.
The sky slips low and grey and threatening.
We question ourselves.
What have we done to so affront nature?
We worry God.
Are you there? Are you there really?
Does the covenant you made with us still hold?
Into this climate of fear and apprehension, Christmas enters,
Streaming lights of joy, ringing bells of hope
And singing carols of forgiveness high up in the bright air.
The world is encouraged to come away from rancor,
Come the way of friendship.
It is the Glad Season.
Thunder ebbs to silence and lightning sleeps quietly in the corner.
Flood waters recede into memory.
Snow becomes a yielding cushion to aid us
As we make our way to higher ground.
Hope is born again in the faces of children
It rides on the shoulders of our aged as they walk into their sunsets.
Hope spreads around the earth. Brightening all things,
Even hate which crouches breeding in dark corridors.
In our joy, we think we hear a whisper.
At first it is too soft. Then only half heard.
We listen carefully as it gathers strength.
We hear a sweetness.
The word is Peace.
It is loud now. It is louder.
Louder than the explosion of bombs.
We tremble at the sound. We are thrilled by its presence.
It is what we have hungered for.
Not just the absence of war. But, true Peace.
A harmony of spirit, a comfort of courtesies.
Security for our beloveds and their beloveds.
We clap hands and welcome the Peace of Christmas.
We beckon this good season to wait a while with us.
We, Baptist and Buddhist, Methodist and Muslim, say come.
Peace.
Come and fill us and our world with your majesty.
We, the Jew and the Jainist, the Catholic and the Confucian,
Implore you, to stay a while with us.
So we may learn by your shimmering light
How to look beyond complexion and see community.
It is Christmas time, a halting of hate time.
On this platform of peace, we can create a language
To translate ourselves to ourselves and to each other.
At this Holy Instant, we celebrate the Birth of Jesus Christ
Into the great religions of the world.
We jubilate the precious advent of trust.
We shout with glorious tongues at the coming of hope.
All the earth's tribes loosen their voices
To celebrate the promise of Peace.
We, Angels and Mortals, Believers and Non-Believers,
Look heavenward and speak the word aloud.
Peace. We look at our world and speak the word aloud.
Peace. We look at each other, then into ourselves
And we say without shyness or apology or hesitation.
Peace, My Brother.
Peace, My Sister.
Peace, My Soul.
Maya Angelou
Para la realización de esta entrada se han utilizado, entre otras, las siguientes fuentes: mayangelou.com
Dos fotografías de Maya Angelou realizadas por G. Marshall Wilson.
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