ISAAC ASIMOV
Isaac Asimov, fue un escritor y bioquímico soviético, nacionalizado estadounidense.
Criado en Nueva York, en Brooklyn, se educó en sus escuelas públicas, completando sus estudios superiores en la Universidad de Columbia, en la especialidad de Bioquímica, hasta conseguir el doctorado por la Universidad de Boston, siendo él mismo Catedrático de Bioquímica.
Mucho antes, a los nueve años, descubrió la ciencia-ficción en los pulp que su padre vendía en la pequeña tienda de golosinas que regenteaba en Brooklyn.
Cuenta el propio Asimov que aquellas eran lecturas prohibidas, puesto que su padre consideraba aquellas publicaciones de una calidad ínfima.
Es mundialmente conocido por ser un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica.
YO, ROBOT
Yo, Robot es una colección de relatos en los que se establecen y plantean los problemas de las tres leyes de la robótica que son un compendio fijo e imprescindible de moral aplicable a supuestos robots inteligentes.
Los relatos plantean diferentes situaciones a las que tendrán que enfrentarse distintos especialistas en robótica y en las que se plantean paradojas e ingeniosos ejercicios intelectuales que indagan sobre la situación del hombre actual en el universo tecnológico.
LEE UNO DE LOS RELATOS DE YO, ROBOT
A continuación puedes leer "Primera ley" uno de los relatos que componen Yo, Robot.
PRIMERA LEY
Mike Donovan contempló su vacía jarra de cerveza, se sintió aburrido, y decidió que ya había escuchado lo suficiente. Dijo en voz alta:
-Si tenemos que hablar acerca de robots poco habituales, yo conocí una vez a uno que desobedeció la Primera Ley.
Y, puesto que aquello era algo completamente imposible, todo el mundo dejó de hablar y se volvió para mirar a Donovan.
Donovan maldijo inmediatamente su bocaza y cambió de tema.
-Ayer me contaron uno muy bueno- dijo en tono conversacional- acerca de...
MacFarlane, en la silla contigua a la de Donovan, dijo:
-¿Quieres decir que sabes de un robot que causó daño a un ser humano?
Eso era lo que significaba la desobediencia a la Primera Ley, por supuesto.
-En cierto sentido -dijo Donovan-. Digo que me contaron uno acerca de...
-Cuéntanos eso del robot -ordenó MacFarlane.
Algunos de los otros hicieron resonar sus jarras sobre la mesa. Donovan intentó sacarle el mejor partido al asunto.
-Ocurrió en Titán, hará unos diez años -dijo, pensando rápidamente-. Sí, fue en el veinticinco. Acabábamos de recibir cargamento de tres nuevos modelos de robots, diseñados especialmente para Titán. Eran los primeros de los modelos MA. Los llamados Emma Uno, Dos y Tres -hizo chasquear los dedos pidiendo otra cerveza, y miró intensamente al camarero-. Veamos, ¿qué viene a continuación?
-He estado metido en robótica toda mi vida, Mike -dijo MacFarlane-. Nunca he oído hablar de ninguna serie MA.
-Eso se debe a que retiraron todos los MA de las cadenas de montaje inmediatamente después... inmediatamente después de lo que voy a contarles. ¿No lo recuerdan?
-No.
Apresuradamente, Donovan continuó:
-Pusimos inmediatamente a los robots a trabajar. Entiéndanlo, hasta entonces, la base era completamente inutilizable durante la estación de las tormentas, que dura el ochenta por ciento del período de revolución de Titán en torno a Saturno. Durante las terribles nevadas, no puedes encontrar la base ni siquiera aunque estés tan solo a cien metros de ella. Las brújulas no sirven para nada, puesto que Titán no posee campo magnético.
“La virtud de esos robots MA, sin embargo, era que estaban equipados con vibrodetectores de un nuevo diseño, de modo que podían trazar una línea recta hasta la base a través de cualquier cosa, y eso significaba que los trabajos de minería podían proseguir durante todo el período de revolución. Y no digas una palabra, Mac. Los vibrodetectores fueron retirados también del mercado, y es por eso por lo que ninguno de ustedes ha oído hablar de ellos -Donovan tosió-. Secreto militar, ya saben."
Hizo una breve pausa y prosiguió:
-Los robots trabajaron estupendamente durante la primera estación de las tormentas. Luego, al inicio de la estación de las calmas, Emma Dos empezó a comportarse mal. No dejaba de huronear por los rincones y bajo los fardos, y tenía que ser sacada constantemente de allí. Finalmente, salió de la base y no regresó. Decidimos que debía de haber algún fallo de fabricación en ella, y seguimos con los otros dos. Sin embargo, eso significaba que andábamos constantemente cortos de manos, o cortos de robots al menos, de modo que cuando a finales de la estación de las calmas alguien tuvo que ir a Kornsk, yo me presenté voluntario para efectuar el viaje sin ningún robot. Parecía bastante seguro; no esperábamos ninguna tormenta en dos días, y en el término de veinte horas estaría de vuelta.
“Estaba ya en mi camino de vuelta, a unos buenos quince kilómetros de distancia de la base, cuando el viento empezó a soplar y el aire a espesarse. Hice aterrizar inmediatamente mi vehículo aéreo antes de que el viento pudiera destrozarlo, me orienté hacia la base y eché a correr. Podía correr una buena distancia sin dificultad en aquella baja gravedad, pero ¿cómo correr en línea recta? Esa era la cuestión. Mi reserva de aire era amplia y los calefactores de mi traje satisfactorios, pero quince kilómetros en medio de una tormenta titaniana son el infinito.
“Entonces, mientras las cortinas de nieve lo oscurecían todo, convirtiendo el paisaje en un lóbrego atardecer, haciendo que desapareciera incluso Saturno y el sol se convirtiera apenas en una mota pálida, me detuve en seco, inclinándome contra el viento. Había un pequeño objeto oscuro directamente frente a mí. Apenas podía verlo, pero sabía lo que era. Era un cachorro de las tormentas, la única cosa viva capaz de resistir una tormenta titaniana, y la cosa viva más maligna con la que puedas encontrarte en ningún lado. Sabía que mi traje espacial no iba a protegerme una vez viniera por mí, y con aquella mala luz tenía que esperar a asegurarme un blanco perfecto o no atreverme a disparar. Un solo fallo, y saltaría sobre mí.
“Retrocedí lentamente, y la sombra me siguió. Se iba acercando, y yo empecé a sacar mi lanzarrayos con una plegaria, cuando una sombra mayor gravitó de pronto sobre mí, y lancé una exclamación de alivio. Era Emma Dos, el robot MA desaparecido. No me detuve ni un momento en preguntarme qué podía haberle pasado o preocuparme por sus dificultades. Simplemente aullé:
“-¡Emma, muchacha, encárgate de ese cachorro de las tormentas, y luego llévame a la base!
“Ella se me quedó mirando como si no me hubiera oído y dijo:
“-Amo no dispare. No dispare.
“Echó a correr a toda velocidad hacia aquel cachorro de las tormentas.
“-¡Encárgate de ese maldito cachorro, Emma! -grité.
"Y, efectivamente, se encargó de él. Lo cogió en sus brazos y siguió caminando. Le grité hasta que me quedé afónico, pero no regresó. Me dejó para que muriera en medio de la tormenta."
Donovan hizo una dramática pausa.
-Naturalmente, todos ustedes conocen la Primera Ley: Un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño. Bien, pues Emma Dos simplemente se marchó con aquel cachorro de las tormentas, dejándome atrás para que muriera. Quebrantó la Primera Ley.
“Afortunadamente, conseguí ponerme a salvo. Media hora más tarde, la tormenta amainó. Había sido una racha prematura y temporal. Es algo que ocurre a veces. Corrí apresuradamente a la base, donde llegué con los pies hechos polvo, y las tormentas empezaron realmente al día siguiente. Emma Dos regresó dos horas más tarde que yo, y el misterio se aclaró entonces finalmente, y los modelos MA fueron retirados inmediatamente del mercado."
-¿Y cuál era exactamente la explicación? -quiso saber MacFarlane.
Donovan lo miró seriamente.
-Es cierto que yo era un ser humano en peligro de muerte, Mac, pero para ese robot había algo más que pasaba por delante de eso, que pasaba por delante de mí, que pasaba por delante de la Primera Ley. No olvides que esos robots pertenecían a la serie MA, y que ese robot MA en particular había estado buscando escondites durante algún tiempo antes de desaparecer. Es como si estuviera esperando que algo especial y muy íntimo le ocurriera. Aparentemente, ese algo había ocurrido.
Donovan alzó reverentemente los ojos y su voz tembló.
-Ese cachorro de las tormentas no era ningún cachorro de las tormentas. Lo llamamos Emma júnior cuando Emma Dos lo trajo consigo al volver. Emma Dos tenía que protegerlo de mi arma. ¿Qué es la Primera Ley, comparada con los sagrados lazos del amor materno?
THE ALAN PARSONS PROJECT, I ROBOT
I Robot es un álbum conceptual del grupo británico The Alan Parsons Project, editado en 1977 por Arista Records.
Fue el segundo álbum de esta banda de rock progresivo compuesta por Alan Parsons y Eric Woolfson.
Este LP está inspirado en el conjunto de relatos cortos Yo, Robot de Isaac Asimov.
Woolfson habló sobre su trabajo con Asimov que se mostró entusiasmado con la idea.
Aunque todo el LP está dedicado a la relación entre los humanos y la robótica, aquí puedes escuchar I Robot, el tema intro del disco.
Es un instrumental, basado en los sintetizadores con una progresión al final y un toque de guitarras con un ambiente frío y electrónico muy adecuado al tema.
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LAS TRES LEYES DE LA ROBÓTICA
Asimov atribuye las tres Leyes a John W. Campbell a partir de una conversación sostenida el 23 de diciembre de 1940.
Sin embargo, Campbell sostiene que Asimov ya las tenía pensadas y que los dos simplemente las expresaron de una manera más formal.