lunes, 20 de mayo de 2019

BEATRIZ GALINDO, LA LATINA, COMENTARIOS A ARISTÓTELES



BEATRIZ GALINDO, LA LATINA

Beatriz Galindo, la Latina, es una escritora, experta en traducción de textos clásicos y humanista nacida en Salamanca en 1665, en una familia hidalga venida a menos. 
Fue elegida entre sus hermanas para entrar en clausura como monja y por ello recibió clases de gramática latina en una de las academias de la Universidad de Salamanca. 
Pronto destacó por su inteligencia y demostró gran facilidad para el estudio del latín y del griego. 
Fue discípula de Antonio de Nebrija.

Elio Antonio de Nebrija en su cátedra

A los quince años de edad, no sólo leía y traducía bien los textos clásicos, sino que también era capaz de hablar y escribir en esta lengua con gran corrección y fluidez.
Su fama se extendió primero por Salamanca y después por todo el reino y empezó a ser conocida como la Latina. Mostró gran interés por la obra de Aristóteles. 
En 1486, cuando se estaba preparando para ingresar en el convento como monja, fue llamada por la reina Isabel la Católica a la corte.

Retrato de Beatriz Galindo, la Latina

La reina Isabel le tomó gran afecto y la nombró su camarera mayor. 
Cinco reinas llegaron a ser discípulas de Beatriz Galindo: Isabel la Católica, sus hijas, Juana de Castilla; Catalina, reina de Inglaterra; María e Isabel,  reinas de Portugal. 




Las reinas Isabel la Católica, Juana de Castilla, Catalina de Inglaterra, María de Portugal e Isabel de Portugal.

En prueba de su favor, los Reyes Católicos le dieron una dote de 500.000 maravedíes para su boda en 1491 con el capitán artillero y consejero real Francisco Ramírez de Madrid que le doblaba la edad y con el que tuvo dos hijos, Fernán y Nuflo. 


Monumento a Beatriz Galindo en Navalcarnero, Madrid por Salvador Amaya, 2006

Enviudó en 1501, retirándose de la corte y asentando su residencia en Madrid, en el actual Palacio de Viana donde llevó una vida discreta y recogida dedicándose a la caridad y a las buenas obras. 
Fundó el Hospital de la Latina dedicado a la asistencia y educación de jóvenes huérfanas y el convento de la Concepción Jerónima, a cuya biblioteca donó la mayoría de sus libros tras su muerte, y donde fue enterrada cuando falleció a los 60 años, en 1535, en Madrid.






OBRAS DE BEATRIZ GALINDO, LA LATINA
Apenas se conservan textos suyos se sabe que escribía poesía en latín y había estudiado también Teología y Medicina.
Se le atribuyen poesías latinas conservadas en cartapacios y unos Comentarios a Aristóteles dedicados a la reina Isabel la Católica.
Se conserva también su testamento redactado por ella misma.

OPINIONES SOBRE LA LATINA
El humanista y erudito italiano Lucio Marineo Sículo:
"Camarera y consejera de la misma Reina, mujer muy adornada de letras y santas virtudes, la cual, así por éstas como por la doctrina singular, fue muy privada y bienquista en la casa real; y, por la lengua latina, que hablaba sueltamente, fue dicha por sobrenombre la Latina".

El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo:


"...muy grande gramática y honesta y virtuosa doncella hijadalgo; y la Reina Católica, informada d'esto y deseando aprender la lengua latina, envío por ella y enseñó a la Reina latín, y fue ella tal persona que ninguna mujer le fue tan acepta de cuantas Su Alteza tuvo para sí."



Lope de Vega en la Silva V de su El laurel de Apolo, la recuerda así:
"Aquella Latina
que apenas nuestra vista determina
si fue mujer o inteligencia pura,
docta con hermosura
y santa en lo difícil de la corte.
¿Mas qué no hará quien tiene a Dios por norte?"


El mismo Lope, en el Canto XIX de su Jerusalen liberada, la vuelve a recordar en relación con la muerte de su marido en la reconquista de Granada y nos dice: 
"Capitán General murió en Granada 
a manos de los moros, cuya vida
honró a Madrid, pero la más honrada 
patria, ¡cuán presto el sacrificio olvida!
Su querida Beatriz, su prenda amada, 
por segunda Nicóstrata tenida, 
célebre vivirá de gente en gente, 
con nombre de latina eternamente."

LAS PUELLAE DOCTAE


Se llama así a un grupo de mujeres de las familias nobles educadas  desde su infancia en las lenguas clásicas, latín y griego, y a las que se instruyó con todos los saberes del humanismo.
Con una única excepción, la retórica, que se suponía que era un conocimiento propio de los varones ya que preparaba para la política y la guerra.
Tuvieron como protectoras principalmente a la reina Isabel la Católica y a Doña María de Portugal. 
Beatriz Galindo forma parte de este grupo de las puellae doctae y fue contemporánea de otras mujeres cultas  de su época como Luisa de Medrano, Beatriz de Bobadilla, Beatriz de Silva, María Pacheco, Mencía de Mendoza, Leonor del Río, Luisa Sigea de Velasco, Juana I de Castilla y Catalina de Aragón.

Las puellae doctae formaron parte de las cortes renacentistas peninsulares durante los siglos XV y primera mitad del siglo XVI.



La reina Isabel la Católica, presidiendo la educación de sus hijos. 


(h. 1864) Isidoro Santos Lozano Sirgo


Para la realización de esta entrada, entre otras fuentes, se han utilizado las siguientes: 
La página de Dbe.rah.es (2019) Diccionario Biográfico Español, Real Academia de Historia. [on line] Disponible en: http://dbe.rah.es/biografias/10051/beatriz-galindo  [Acceso: 20/05/19]
La obra de DE ARTEAGA, A., Beatriz Galindo, la Latina: Maestra de reinas, Editorial: Algaba, ES, 2007. ISBN:9788496107892

sábado, 11 de mayo de 2019

LUISA DE MEDRANO, PRIMERA MUJER CATEDRÁTICA EN ESPAÑA


LUISA DE MEDRANO
Luisa de Medrano, conocida también como Lucía de Medrano, fue una literata, poeta y pensadora española que creció como tantas otras al amparo de la reina Isabel la Católica a finales del siglo XV y principios del XVI.

Luisa de Medrano nació en 1484 en la villa de Atienza  que actualmente pertenece a Guadalajara.
Hija de una familia noble, su abuelo, apoyó a la reina Isabel contra Enrique IV y fue alcaide del castillo de Atienza.


Sus padres tuvieron nueve hijos, uno de los cuales, Luis,  se se dice que fue también catedrático y rector de la Universidad de Salamanca. Hay teorías que afirman que,  tal vez, ese  Luis de Medrano se refiere a ella con su nombre masculinizado.

Su padre y su abuelo murieron luchando en Granada. Se cree que la reina Isabel la Católica, se hizo cargo de su viuda y de la educación de su hijos en agradecimiento por su valor y lealtad. 
Los primogénitos -conocidos como los Bravo de Laguna- fueron heredando el cargo de alcaides de Atienza. 

LUISA MEDRANO, PRIMERA MUJER PROFESORA DE UNIVERSIDAD Y CATEDRÁTICA



Luisa de Medrano fue contemporánea de otras mujeres cultas  de su época como Beatriz Galindo "La Latina", Beatriz de Bobadilla, Beatriz de Silva, María Pacheco, Mencía de Mendoza, Leonor del Río, Luisa Sigea de Velasco, Juana I de Castilla y Catalina de Aragón.
Luisa fue nombrada dama de la reina Isabel, primero, y después de la reina Juana durante su estancia en Tordesillas.



Luisa se trasladó a Salamanca y  destacó en la universidad, en un campo tradicionalmente reservado a los varones. Hay que recordar que hasta 1822 no se permitió la matrícula de mujeres.
El nombre completo de la catedrática era el de Luisa de Medrano de Bravo de Lagunas de Cienfuegos. 

Luisa de Medrano es junto a otras destacadas figuras como Beatriz Galindo, la Latina, una de las llamadas Docta Puellae que en la España de finales del XV y principios del XVI damas de la corte dedicadas a los estudios de las lenguas y de la cultura clásica que el Humanismo y el Renacimiento habían recuperado.


En el curso 1508-1509, a la edad de 24 años, llegó a impartir clases en la Universidad de Salamanca en sustitución de Antonio de Nebrija, siendo probablemente la primera mujer profesora de Universidad del mundo.

Luisa de Medrano fue profesora de Humanidades y Derecho antes de obtener la cátedra de Gramática de la Universidad en 1513. 
En la actualidad, el Salón de Claustros de la USAL está dedicada a su recuerdo y se ha creado el Premio Internacional Luisa de Medrano a la igualdad de género.



En 1935, la alemana Thérèse Oettel publicó Una catedrática en el siglo de Isabel la Católica: Lucía de Medrano, obra que aún sigue siendo de referencia. 
En la introducción, Thérèse Oettel  afirma que recorrió los principales archivos de la Península para recopilar indicios que demostrasen la veracidad de lo que había leído en una obra de Otto Corvin: 

"que ya en el siglo XVI algunas damas aristocráticas habían tenido cátedras en España; por ejemplo, Lucía (sic) de Medrano, en Salamanca." 

Luisa de Medrano muere prematuramente en Salamanca, alrededor de  los treinta o cuarenta años de edad.
Quizá por esta razón su obra poética y filosófica, al igual que la obra académica que realizó la catedrática, no se conservan y es difícil encontrar una reproducción fidedigna de su figura más allá de un retrato en tabla que se cita entre los archivos de la biblioteca de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, sin que sea conocido su autor. 


LUCIO MARINEO SÍCULO,  CARTA EN ELOGIO A LUISA DE MEDRANO
Lucio Marineo Sículo, humanista e historiador siciliano, que conoció a Luisa de Medrano en la universidad de Salamanca de la que era profesor, dejó escrita en 1514 una muestra de su admiración por la sabiduría de esta mujer en su Opus Epistolarum (Valladolid, 1514)

"La fama de tu elocuencia me hizo conocer tu gran saber de estudios antes de haberte visto nunca. Ahora, después de verte, me resulta aún más sabia y más bella de lo que pude imaginar, joven cultísima. Y después de oírte me ha causado gran admiración tu saber y tu ornada oratoria, sobre todo tratándose de una mujer llena de gracia y belleza, y en plena juventud. He aquí a una jovencita de bellísimo rostro que aventaja a todos los españoles en el dominio de la lengua romana. ¡Oh felices padres que engendraron tal hija! Debes mucho, clarísima niña, a Dios omnipotente y bondadoso por tu inteligencia. Mucho debes agradecer a tus padres que no te dedicaron a los oficios comunes entre las mujeres, ni a los trabajos corporales, en sí tan ingratos por su caducidad, sino que a los estudios liberales te consagraron, que son elevados y de eterna duración. Y te deben ellos a ti no poco, que su esperanza y ambición con tu constancia y gran estudio superaste. Te debe España entera mucho, pues con las glorias de tu nombre y de tu erudición la ilustras. Yo también, niña dignísima, te soy deudor de algo que nunca te sabré pagar. Puesto que a las Musas, ni a las Sibilas, no envidio; ni a los Vates, ni a las Pitonisas. Ahora ya me es fácil creer lo que antes dudaba, que fueron muy elocuentes las hijas de Lelio y Hortensio, en Roma; las de Stesícoro, en Sicilia, y otras mujeres más. Ahora es cuando me he convencido de que a las mujeres, Natura no negó ingenio, pues en nuestro tiempo, a través de ti, puede ser comprobado, que en las letras y elocuencia has levantado bien alta la cabeza por encima de los hombres, que eres en España la única niña y tierna joven que trabajas con diligencia y aplicación no la lana sino el libro, no el huso sino la pluma, ni la aguja sino el estilo. Adiós, y si en algo quieres utilizar mis servicios, estoy plenamente a tu disposición. Otra vez adiós, con el ruego de que a través de alguna carta de tu salud y de tu vida me hagas saber."