PRINCIPALES RASGOS DEL TEATRO LATINO
El teatro es el ejemplo más claro de la habilidad de la civilización romana para apropiarse de manifestaciones artísticas de otros pueblos, adaptándolas a su propio espíritu.
El origen del teatro está ligado al culto que los griegos rendían al dios Dionisio.
En cuanto a los romanos, aunque preferían otro tipo de espectáculos, tuvieron en cuenta la tradición de los griegos.
El inicio del teatro Romano habría que situarlo en el siglo III a. de C.
Magistrados y emperadores organizaban con su dinero los juegos públicos, que servían para ganarse al pueblo.
Los ludi incrementaron poco a poco su dimensión festiva y política, hasta convertirse en un instrumento de propaganda en manos de la aristocracia y del poder imperial.
El ocio romano se dividía entre los ludi circenses, circo, y los ludi scaenici, teatro, predominando en este último el mimo, la danza y el canto en forma de pantomima.
Los ludi scaenici, es decir, las representaciones teatrales eran la parte más noble de los juegos.
En el teatro no se veían brutalidades, no obstante, cada vez más, las tragedias y comedias fueron sustituidas por mimos, y sobre todo por las fábulas "atellanae", que al principio eran farsas improvisadas, pero que más tarde se convirtieron en auténticas piezas teatrales de un gusto más que dudoso, que tenían como objeto la crítica, lo más realista posible, de la sociedad romana.
El teatro romano contaba con la gran competencia de las carreras, de las naumaquias, del circo y de las luchas de gladiadores y de fieras del anfiteatro.
Naumaquia por Ulpiano Checa
Las variedades y variaciones del teatro romano a lo largo de la historia quizás se puedan explicar como un proceso de adaptación para sobrevivir entre la amplia oferta de diversiones que se ofrecía la pueblo de Roma.
El teatro tuvo que buscar incesantemente nuevas formas para mantener a su público, atraer a nuevos espectadores y no verse eclipsado por las otras diversiones de Roma.
Pollice Verso pintado por Jean-Léon Gérôme en 1872
En esa adaptación, el teatro perdió su solemnidad y refinamiento, para hacerse más grotesco, obsceno y burdo, en aras del puro y simple entretenimiento de la plebe.
El carácter itálico se distinguía por una tendencia a la chanza, a lo grotesco y a lo mordaz que el teatro se ocupó de resaltar.
El teatro en Roma tiene un carácter más sociológico que estético.
Aunque la mayor parte de las obras dramáticas que nos han llegado están basadas en originales griegos, sin embargo la libertad en el trabajo de adaptación es total.
Los autores latinos no sólo introducen situaciones nuevas y referencias a su momento histórico, sino que también utilizan en una misma obra argumentos de distintos originales griegos e incluso escenas de autores distintos.
Este procedimiento se conoce con el nombre de contaminatio y es particularmente visible en las comedias de Plauto y Terencio.
A partir de Nevio fue práctica habitual la contaminatio: utilizar más de un original e incluso en ocasiones más de un autor como modelo.
Los autores romanos utilizaron la forma griega para acentuar lo que en la comedia más se aproximaba al gusto de los espectadores romanos: las situaciones equívocas, los dobles sentidos, la parodia, etc.
Se produjo en cierto sentido una latinización de la comedia que culmina cuando se ponen en escena tipos y costumbres de la vida cotidiana de Roma, surgiendo así la fabula togata.
Los autores romanos utilizaron la forma griega para acentuar lo que en la comedia más se aproximaba al gusto de los espectadores romanos: las situaciones equívocas, los dobles sentidos, la parodia, etc.
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