SONATA A CUATRO MANOS
Causas y consecuencias en fila,
listas para el amanecer que se acerca
con su plaga
de bombillas.
En la nada que brota de lo definitivo,
otro lamentable
día de sollozos. Alguien te ha visto
y dice que estabas bien
sólo horas antes de no existir.
Te digo Vuelve
y no me haces caso.
El tren desentumece la vía y manda su sonido hacia delante.
La sirena desentumece el sonido y lo manda
hacia delante. El primero de los últimos días avanza
como el último verano que verás.
El réquiem no encaja con la estación. La muerte sigue
casada con el misterio. ¿Cómo
se detiene el corazón? ¿En qué giro del instante?
¿En qué segundo? ¿Y por qué? Sólo donde
arraiga.Tras unas señas. Un bloque
de edificios. Una barricada de ladrillos
que oculta horas distribuidas
hasta que la puerta de la fatalidad se abre
y mi yo ve.
El cordón policial desplegado.Todo
como tú lo dejaste. En y encima y debajo.
¿Por qué no estás en el lugar al que perteneces?
Un sombrero negro en la percha no dice nada.
Cenizas reflejan cenizas
en el reflejo de la ventana. Y ahora ¿cómo
resolvemos este lío?
El cuerpo se convierte en arte
de la identidad. Un rostro
en una fotografía. El bajorrelieve
de la puerta del tanatorio.
Tú, tan singularmente tú. Y te volviste
Invisible.
Mary Jo Bang, Elegía
© Mary Jo Bang
© Editorial Bartleby
© Traducción de Jaime Priede
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