martes, 5 de mayo de 2020

MICHEL DE MONTAIGNE, LOS ENSAYOS


MICHEL DE MONTAIGNE
Michel Eyquem de Montaigne fue un filósofo, escritor, humanista y moralista francés del Renacimiento. 
Su influencia fue muy grande en la literatura francesa, occidental y mundial. 
Michel de Montaigne nació en 1533 y, cuando falleció, a los 59 años, había enriquecido la literatura francesa con un nuevo género: el ensayo. 
Criado por su padre para hablar latín como su primer idioma, perdió rápidamente su dominio cuando a los seis años fue enviado al Collège de Guyenne en Burdeos y allí aprendió francés y gascón. También lo educaron en griego.
En su vida adulta fue un terrateniente y funcionario de la Gascuña que se convirtió en alcalde de Burdeos,  y realizó viajes por Italia, Alemania y Suiza.
Montaigne fue un estudioso de los autores clásicos, incluidos Cicerón, Plutarco y Séneca, que influenciaron no solo su filosofía sino también su forma de expresión literaria.
Fue el creador del ensayo como género literario y un crítico de la cultura, la religión y la historia de su tiempo.
Como otros muchos intelectuales de su época, Montaigne era un defensor del Humanismo.

Vivió en una familia de rodeado de mujeres: su madre, su esposa Françoise y  seis hijas de las que solo sobrevivió a la infancia, Léonore.

LA BIBLIOTECA DE MONTAIGNE
A Montaigne le gustaba retirarse a la paz y la soledad de la torre donde tenía su biblioteca provista de estantes curvos para disfrutar de la lectura y la escritura en la compañía de su gata.
En las vigas del techo de su biblioteca todavía se conservan las famosas citas de máximas griegas y latinas que el escritor hizo grabar.
Entre ellas la de Terencio: Homo sum, humani nihil a me alienum puto, es decir, "Hombre soy y nada humano me es ajeno".

El lema de su torre era "Que sais-je?" o lo que es lo mismo "¿Qué sé yo?"  y mandó acuñar con esta divisa una medalla con una balanza con los dos platos en equilibrio.


LOS ENSAYOS


Los ensayos aparecieron publicados en 1580 en vida de Montaigne y tuvieron mucho éxito.

Los ensayos son textos breves, de carácter literario y filosófico, que recogían la sabiduría de los escritores griegos y latinos para intentar comprender y explicar la pequeñez y la necedad humanas, y tratar de encontrar la buena vida.
Los ensayos son tres libros divididos en ciento siete capítulos sobre temas variados.
Son una ingeniosa colección de textos fruto de toda una vida de reflexión y lecturas

Los temas de Los ensayos revelan muchos detalles sobre su autor y su entorno, y están extraídos de sus experiencias vitales.

En Los ensayos aparecen referencias a las Guerras de Religión, a sus lecturas y a su vida cotidiana de Montaigne rodeado de las mujeres de su familia.
Montaigne es un ejemplo de tolerancia y de mente abierta en  el contexto de loas Guerras de Religión de su época.
Todo le interesa e incluso recoge en Los ensayos observaciones sobre su gata a la que observa durante sus  juegos.
"Cuando juego con mi gata, ¿quién sabe si no soy un pasatiempo para ella más que ella lo es para mí?".

OPINIONES SOBRE LOS ENSAYOS DE MONTAIGNE

Es probable que Shakespeare leyera Los ensayos, que, entre otros pensadores y literatos, influyeron mucho en Descartes, Pascal, Goethe y Emerson. 
Flaubert depositó el libro en el regazo de George Sand diciéndole: "Léelo de principio a fin y cuando termines vuelve a leerlo, es una maravilla"

Nietzsche sostuvo que Montaigne al escribir Los ensayos "hizo más placentera la experiencia de vivir en este mundo".

Proust fue también uno de de sus admiradores y, como el mismo Montaigne, continuó escribiendo su obra hasta la misma hora de su muerte.
Otros autores que lo admiraron fueron Stefan Szweig que escribió su biografía, Flaubert,  Isaac Asimov, Virginia Woolf...


LOS ENSAYOS DE MONTAIGNE, LIBRO III, CAPÍTULO VIII DEL ARTE DE PLATICAR (FRAGMENTO) 
"El más fructuoso y natural ejercicio de nuestro espíritu es a mi ver la conversación: encuentro su práctica más dulce que ninguna otra acción de nuestra vida, por lo cual si yo ahora me viera en la precisión de elegir, a lo que creo, consentiría más bien en perder la vista que el oído o el habla. Los atenienses, y aun los romanos, tenían en gran honor este ejercicio en sus academias. En nuestra época los italianos conservan algunos vestigios, y con visible provecho, como puede verse comparando nuestros entendimientos con los suyos. El estudio de los libros es un movimiento lánguido y débil, que apenas vigoriza: la conversación enseña y ejercita a un tiempo mismo. Si yo converso con un alma fuerte, con un probado luchador, este me oprime los ijares, me excita a derecha a izquierda; sus ideas hacen surgir las mías: el celo, la gloria, el calor vehemente de la disputa, me empujan y realzan por cima de mí mismo; la conformidad es cualidad completamente monótona en la conversación. Mas de la propia suerte que nuestro espíritu se fortifica con la comunicación de los que son vigorosos y ordenados, es imposible el calcular cuánto pierde y se abastarda con el continuo comercio y frecuentación que practicamos con los espíritus bajos y enfermizos. No hay contagio que tanto como este se propague: por experiencia sobrada sé lo que vale la vara. Gusto yo de argumentar y discurrir, pero con pocos hombres y para mi particular usanza, pues mostrarme en espectáculo a los grandes, y mostrar en competencia el ingenio y la charla, reconozco ser oficio que sienta mal a un hombre de honor."

LA ESTATUA DE MONTAIGNE EN PARÍS

La estatua de Michel Montaigne en París está frente a la entrada de la universidad de la Sorbona.

La estatua era de mármol pero la costumbre de los estudiantes de acariciar el pie hacía que esta se gastara con demasiada frecuencia. 
La tradición de los estudiantes dice que si se toca el pie derecho de la estatua mientras  mientras se saluda al filósofo con un “Salut Montaigne” se tiene suerte en los exámenes. 
Ante el coste de las restauraciones, el Ayuntamiento de París tomó la decisión de sustituir la estatua original por una de bronce en el año 1989. 
No obstante, la tradición de visitar a Montaigne antes de un examen continua en vigor como lo demuestra el brillo del pie de la nueva estatua.





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