jueves, 29 de noviembre de 2012

CABALLERO BONALD, ENTREGUERRAS



JOSE MANUEL CABALLERO BONALD

El poeta español José Manuel Caballero Bonald, de 86 años, que ganó este jueves, 29 de noviembre de 2012, el Premio Cervantes, un reconocimiento a este "novelista poeta", "fabulador y creador de historias y maestro en el uso del idioma", ha asegurado hoy el presidente del jurado, Darío Villanueva.

El presidente del jurado ha explicado que el flamante Premio Cervantes pertenece a la Generación de los años cincuenta, a esa generación de niños que no lucharon en la Guerra Civil pero la vivieron.

Villanueva ha recordado que la poesía fue la primera dedicación de Caballero Bonald, que ha mantenido viva hasta la actualidad, de tal forma que sigue siendo "un poeta que todavía no ha guardado la pluma y que sigue presente en nuestro repertorio poético".

Al mismo tiempo, fue una de las figuras de la novela de los años cincuenta y sesenta, dedicándose fundamentalmente a la situación social de España, género en el que fue evolucionando sin renunciar nunca a la poesía de la palabra que mantiene viva hasta la actualidad.

El presidente del jurado ha destacado asimismo la tradición memorialista del premiado, unas memorias literarias con una gran creatividad expresiva, ha dicho.

"Este año yo creo que me correspondía por la edad. Era mi turno. Me honra que un jurado haya decidido que mi obra merece ser reconocida en su conjunto. Me ha animado un poco porque, como ando mal de salud, me ha estimulado", aseguraba el ganador minutos después de saber que había ganado a sus 86 años el premio más importante de cuantos se conceden en lengua hispana.


Caballero Bonald afirmó que el premio Cervantes "es la meta y la más ilustre posibilidad de ser reconocido. El hecho de que un jurado de repente entienda que tu obra de alguna forma representa a la literatura en lengua española contemporánea, pues realmente despierta un profundo sentido de gratitud".

El escritor jerezano no paraba de bromear con su edad. "Soy el escritor más viejo que existe en cualquier parte", decía Caballero Bonald, socarrón como siempre.


ENTREGUERRAS

Caballero Bonald es poeta, narrador, ensayista y memorialista, pero nada hay como la poesía para él. "Es lo más importante que he hecho en el campo literario", aseguraba el escritor, que está especialmente orgulloso de su último poemario, Entreguerras que "elude las fronteras de los géneros".

Entreguerras está formado por un único poema-río de carácter testamentario y autobiográfico.
"Ese libro es poesía, es narrativa, es memoria y es ensayo. Todo esto está más o menos orientado con un lenguaje tumultuoso, con una respiración poética profunda, con unos versículos largos, de sostenida intensidad y donde he ido situando fragmentos dispersos de mi biografía", señaló.

Caballero Bonald intercala en Entreguerras préstamos textuales de poetas de su predilección o con los que ha tenido alguna afinidad, entre ellos San Juan de la Cruz, Góngora, Rimbaud, Baudelaire, García Lorca, Valente y Juan Ramón Jiménez, su "maestro inagotable".





CABALLERO BONALD Y ÁNGEL GONZÁLEZ













Por Entreguerras desfilan también los escritores con los que Caballero Bonald compartió "complicidades, nocturnidades y copas, muchas copas".

"Esa es una de las cosas que echo de menos: la barra del bar como centro de la vida", dice nostálgico el escritor, que añora especialmente a Ángel González, su "mejor amigo".



AQUÍ PUEDES LEER UN  FRAGMENTO DE ENTREGUERRAS:


PREFACIO

el lugar de las revelaciones ¿era aquel donde un día
abrí las cajas primordiales rompí el invicto sello el embozo perpetuo
hendí la piedra y sus tentáculos me interné en la caverna estática del tiempo?
¿estaba acaso inscrito en ningún sitio el potencial de la iluminación?
oh fronda oh fuego oh detrimento impuro de la invivida realidad
¿iba a poder testificarme allí en lo más intraducible en lo más interino de los muchos lenguajes que la duda engendraba?
¿sabía yo ya entonces que toda realidad circunvala el enigma 
que estaba franqueando la luz razonadora que irradia de lo hermético?
y de aquellas palabras que el poder la increencia la ambición 
fueron desmantelando ¿con qué triza qué gajo me quedé
qué estría de la hostilidad fragmentó el paradigma impuro del pasado
qué herramienta de humo qué súbito espejismo aportó la escritura
que podía enmendar los desperfectos habidos en tamaña coyunda del idioma
mientras la introversión se desguazaba como un cadáver en su pudridero?

hermano de la noche hermano mío de la inmune guarida de la noche
atrévete a surcar el ávido oleaje del deseo el cerco de arrecifes sensoriales
ya cuando en la tiniebla se vacían sus más broncos impúdicos boquetes
y en derredor ningún edicto estorba la sigilosa emanación del tiempo

me junté mientras tanto con la secta que exalta las ocultaciones
penetré en la angostura donde yace subsumida la implacable gramática
la que instaura la historia y sus correlativos menoscabos
la que a veces consiste en una lenta sangre que obstruye el caño de la vida
¿y qué experiencia es la que pude pobre de mí salvar de ese silencio
de esa onerosa imposibilidad de convivir con quienes contradicen al oráculo

qué significación por nadie recelada me recluyó en la cóncava indigencia
en esa contrasombra donde ya no subsisten sino residuos de ignorancias?
***












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